Los Colores de la Vida

Vivo en la selva amazónica, como tú en la gran ciudad.
Tú vas al supermercado y regresas a casa con comida y a veces con una mascota para tu hijo. Yo salgo a la selva a buscar mi comida, que está por todas partes; y a veces regreso a casa con un mono o un papagayo para que juegue con mis hijos.
En los campos, tus hermanos rezan a San Isidro para que no llueva, nosotros a Nunkui, la madre de las plantas cultivadas.
Te he visto sentado junto a tu hijo, enseñándole las cosas de la vida. Yo hago lo mismo, pero muy de mañana, y te aseguro que a mis hijos les encanta oír las historias de mi pueblo.
Y cuando tú vas al mar a bañarte y gozar del sol, yo me voy al ancho río Upano, que para mí es como el mar.
Y cuando te enfermas, el doctor te cura matando los microbios con remedios. En mi pueblo, el schamán los mata con flechas que nadie ve.

O sea, que hacemos lo mismo, pero de manera diferente. Es como si la vida fuera en todas partes la misma, sólo de diferente color. Y por ello, quisiera conocerte más, valorar lo que haces, lo que amas y construyes. Ojalá un día vengas a mi casa, y te sientes en mi banco y me cuentes de ti, hasta que el sol se hunda detrás de las palmeras de mi selva...

José Ingenieros

En el año 1911 Ingenieros se autoimpone un exilio después de que desde el poder ejecutivo no le otorgaran la cátedra de medicina legal, afirmando en una carta al presidente de la nación (Roque Sáenz Peña) que no retornaría al país mientras estuviera él en el poder.


En este período aumenta su preocupación por temas filosóficos y por la historia de la filosofía, abandonando las reflexiones sobre criminología y psiquiatría. Al mismo tiempo, lleva a cabo una reivindicación del ideal y de las minorías superiores. Permite ahora la introducción de la metafísica, lo cual se aleja de una gnoseología empirista y relativiza su positivismo. Su proyecto de “filosofía científica” sitúa en un lugar central la imaginación creadora (del hombre superior) que proyecta la esfera de lo empírico: “La filosofía científica se elevará a la categoría de una verdadera metafísica de la experiencia”[1]. La imaginación y las hipótesis que desbordan la experiencia sensorial puntual la incorpora Ingenieros al discurso moral para configurar el concepto de “ideal”, garantía de futuros perfeccionamientos morales.


Sobre esta idea se edifica El hombre mediocre, obra clave de su producción en cuanto a la resonancia continental que tuvo, escrita en su exilio europeo, que integra el discurso moral en el análisis social sin descuidar la dimensión política. En este texto se pone de manifesto la lucha entre el ideal, la cultura y los intereses materiales, el lucro; la ciencia hecha oficio, frente a la verdad como culto. El hombre superior –una exigua minoría– que es portador de ese “ideal” encuentra su oposición en el hombre mediocre que carente de tal ideal, es incapaz de crear y por lo tanto se dedica a imitar y a vivir domesticado en el rebaño, colaborando en la perpetuación de dogmatismos. Hay pues aquí, una fuerte reivindicación del individualismo y del individuo superior, fuerte, muy cercana a la que encontramos en las páginas de Nietzsche. Dice Ingenieros sobre el hombre superior:



Esos hombres, predispuestos a emanciparse de su rebaño, buscando alguna


perfección más allá de lo actual, son los “idealistas”. La unidad del género


no depende del contenido intrínseco de sus ideales sino de su temperamento:


se es idealista persiguiendo las quimeras más contradictorias, siempre que ellas


impliquen un sincero afán de enaltecimiento. Cualquiera. Los espíritus afiebrados


por algún ideal son adversarios de la mediocridad: soñadores contra los utilitarios,


entusiastas contra los apáticos, generosos contra los calculistas, indisciplinados contra


los dogmáticos (...) Todo idealista es un hombre cualitativo: posee un sentido de las diferencias que le permite distinguir entre lo malo que observa, y lo mejor que imagina. Los hombres sin ideales son cuantitativos; pueden apreciar el más y el menos, pero nunca distinguen lo mejor de lo peor.



El autor reconoce explícitamente sus rasgos de nietzscheanismo. Pese a esto, hay que tener en cuenta que desde la dimensión histórica de su tiempo, Ingenieros recogió un nietzscheanismo interpretado como extensión del biologismo darwiniano. Como a toda la generación de su tiempo, lo que más le entusiasmó fue las críticas a la burguesía y la afirmación de un yo elevadamente aristocrático sobre el rebaño.

Utopía política

Ingenieros cree que siempre habrá minoría de idealistas y una mayoría de mediocres. Y por lo tanto, el elitismo es inevitable. En este sentido, defiende la noción de genio y expone algunos ejemplos[2]. Y es así que ataca la defensa de la igualdad (que por otro lado se está llevando a cabo en el proceso político del momento en Argentina, con la ley Sáenz Peña), afirmando que la igualación es la muerte, y que atenta contra el progreso de la civilización porque algunos actuan "como si la igualdad ante la ley implicara una equivalencia de aptitudes". Por lo tanto, también es necesario que exista la masa mediocre, que aporta la estabilidad general del organigrama social. Ahora bien, esa mediocridad puede resultar peligrosa cuando se vuelve sistema de vida e irrumpe en la política. Es lo que según él estaba sucediendo en la Argentina del momento: es decir, se da en Ingenieros la figura del intelectual segregado por la vida sociopolítica de su país, figura del modernismo de fin de siglo por antonomasia. Está convencido de que la civilización está llevando a cabo el destierro del idealista, el hombre superior. A su crítica feroz del sistema parlamentario, se añade la denuncia del clima político del país que califica de "mediocracia". También dirige sus críticas a la represión del individuo por parte de las fuerzas conservadoras. Lo que cuestiona Ingenieros y adonde apunta su propuesta es a todo el sistema de valores y creencias, lo que abarca más que la esfera política, aunque se transmita mediante ésta (mediante la mediocridad de la clase política, por convertir la política en profesión). Ante esta estructura desprestigiada, el sufragio no representa ningún adelanto. Es más, se ha predicado siempre que la democracia es el gobierno sobre un pueblo soberano, cuando efectivamente las masas ignorantes jamás han tenido la capacidad de gobernarse. Por eso, tanto la miseria como la ignorancia boicotean la auténtica lucha por la soberanía. En este mismo sentido, "para ser pueblo [antítesis de partido] no basta ser multitud", sino que lo que constituye como pueblo es la presencia de un ideal. Pero su crítica de la democracia tampoco apunta a la defensa de una aristocracia de linaje o de dinero, sino que su utopía política apunta a una "meritocracia", donde se afirma el mérito como base natural del privilegio. Su proyecto huye tanto del conservadurismo oligarca como del ascenso de grupos sociales más amplios, que es lo que se estaba produciendo en Argentina, para intentar acabar con la marginación política de un amplio sector.















[1] Principios de psicología, Madrid, 1913.



[2] En el capítulo VIII “Los forjadores de ideales” dedica una sección a Domingo F. Sarmiento (1811-1888, presidente de la República de afinidad ideológica con Ingenieros: “¿Lograremos exterminar los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado") y otra a Florentino Ameghino (1854-1911, paleontólogo que elaboró una teoría sobre el origen del homo sapiens e introductor de las doctrinas de Lamarck y Darwin en la Argentina).

III Semana de la Cooperación- UAB

¿Quina relació hi ha entre el consum dels països del Nord i la pobresa als països del Sud?


La relación entre el consumo de los países del norte y la pobreza en los países del sur es causal en la medida en que el consumo de los países del norte, debido a sus características, impone unas condiciones de producción en los países del sur que dan lugar a situaciones de pobreza creciente. Se trata en definitiva, de la prolongación del colonialismo, que ha generado nuevas formas de dominio.


En este sentido, el consumo de los países del Norte tolera todas las situaciones que sean necesarias para abastecerse… y las necesidades son infinitas debido a que el modelo de consumo se alimenta de la renovación continua y perpetua de los deseos del consumidor. El modelo de crecimiento de los países ricos implica una sobreexplotación de la naturaleza y las personas: es principalmente por esa razón que existe una relación estrecha entre consumo y producción, aunque a veces olvidemos que lo que consumimos alguien lo produce.


Se podría decir que hasta lo mencionado se trata de una relación aritmética o económica. Pero hay vínculos más profundos. La sociedad de consumo también destruye el último tesoro o hilo de esperanza que les queda a muchos países del sur: el fuerte tejido social comunitario. El consumo de los países del Norte insulta a los que no pueden ser consumidores ofreciéndoles (por las vías de gran difusión, como la televisión) lo que les niega de hecho. Mientras la publicidad obliga a consumir, las condiciones de facto lo impiden; fácilmente esto desemboca en la delincuencia y en diversas situaciones de riesgo de exclusión social. En definitiva, la sociedad de consumo y concretamente el consumo de los países del Norte, impone en el Sur una dictadura más cruel e injusta que las que inventan (apurándose a condenar) a menudo los medios de comunicación del Norte, y funciona análogamente a la organización desigual del mundo, que se perpetúa día a día, minuto a minuto.


Siguiendo este mismo razonamiento podemos deducir que al modelo de consumo están asociados unos referentes, unos valores: sólo por la vía del tener se puede ser, con lo que la cultura de consumo de los países del norte también empobrece la diversidad intrínseca a la vida humana con mecanismos cada vez más sofisticados de homogeneización que se introducen en todos los rincones de nuestra vida. La igualación cultural (empobrecimiento de la vida humana) es consecuencia directa de los moldes y patrones de consumo que el Norte impone.


Pero volviendo a la aritmética: el modelo de consumo está asociado a un modelo de producción que cada vez necesita vender más y pagar menos. Esto significa que los brazos y materias primas que los países del Norte extraen del Sur son cada vez más baratos, porque se ha impuesto en esa dirección desde las políticas económicas hasta las tendencias de consumo, la servidumbre más absoluta.


Breu explicació d'un del temes del curs: comerç internacional, comerç just, drets laborals en països del Sud, sobirania alimentària, banca ètica, grans superficies, publicitat i societat de consum...


El comercio internacional: Si hablamos de comercio internacional, debemos partir del análisis de las condiciones en las que tiene lugar. Y cuando queremos establecer unas pautas de consumo responsable este análisis resulta inaplazable, ya que el elemento previo al consumo es el comercio y ha sido siempre así, se trata de algo connatural a la sociabilidad del ser humano.


Las condiciones de desigualdad en las que se inscribe el funcionamiento del comercio internacional son indiscutibles y constituyen una herencia de imposiciones históricas fruto de invasiones sistemáticas e implantaciones de modelos culturales y económicos, que se renuevan en los organismos internacionales contemporáneos.


Tal es el caso de la OMC (Organización Mundial del Comercio), un organismo multilateral que vela por las normas que regulan el comercio internacional. Según la "biblia económica", su objetivo es "que las corrientes comerciales circulen con la máxima libertad posible". Es decir, construir un sistema de libre comercio mundial en mercaderías, servicios y conocimiento. En definitiva, es una organización para liberalizar el comercio. Quien se deje engatusar por los cantos de libertad y no vea aquí una carga ideológica se equivoca: se trata de la organización más antidemocrática que se pueda imaginar, que trabaja para la imposición efectiva de la tendencia neoliberal en los mercados internacionales. De hecho, para ser miembro de la OMC (es decir, para existir como país en los flujos del comercio internacional) los países están obligados a adaptar su política comercial a las normas que han decidido los países miembros de este organismo, en las reuniones ministeriales donde sólo participan los países ricos. A la práctica, esto significa que sólo pueden establecer sanciones los países que tienen capacidad geopolítica de hacerlo, es decir, Estados Unidos y la Unión Europea. Además, los cargos en la OMC funcionan de acuerdo a lo que se llama "Puertas giratorias". Esto significa que funcionarios de la OMC pasan al sector privado (directivos de Nestlé o British Petrolium, por ejemplo) y directivos de multinacionales pasan a ocupar cargos de la OMC. Podemos entender fácilmente pues, que las acciones del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) son contrarrestadas por las acciones de la OMC. Así es como funciona el organismo que regula el comercio internacional y por lo tanto, así funciona el comercio internacional, que dicho sea de paso, está regido por una institución que desde su creación atenta contra la carta fundacional de las Naciones Unidas: la OMC fue creada fuera del sistema por los países más poderosos, cuando en la carta de la ONU dice claramente que no puede haber ninguna institución global fuera.


Y nosotros, ¿qué contacto tenemos con el comercio internacional? Es donde más globalizados nos sentimos. Todas las acciones cotidianas nos conectan con el trabajo que tiene lugar a miles de quilómetros de distancia; es pues, algo palpable. Y lo es cada vez más, en una sociedad en la que como consumidores somos cada vez más sofisticados, en el sentido de que nos gustan los productos específicos, no genéricos.


Cabe recordar que el comercio per se no es algo malo ni bueno. Para entrar en valoraciones antes debemos preguntarnos cómo se establece el precio. Los fundamentos del comercio nos dicen que éste es fruto de la negociación, hasta llegar al punto de equilibrio en el que las dos partes están de acuerdo. Sin embargo, esta negociación tan comprensible y aceptada teóricamente es la excepción en la práctica. La situación corriente es la siguiente: el que tiene fuerza negociadora fija el precio tanto de compra como de venta y extrae los beneficios que se propone. Precisamente esto es lo que sucede cuando observamos que los productos que venden los países pobres tienden a la baja y los que compran tienden al alza. Es decir que los países ricos compran cada vez más barato y venden cada vez más caro. Y en esta relación hay que incluir el paso del proteccionismo (aduanas altas) al librecambio (lo que nos devuelve a la política de la OMC, quien ejecuta este paso), que conviene a los países industrializados pero no a los países en vías de industrialización que necesitan una etapa proteccionista. De hecho, todos los paises ricos la han tenido y es gracias a este proteccionismo que pudieron desarrollar una industria competitiva. Pero aún así siguen practicando -cuando les conviene- el mismo proteccionismo que condenan, como en el caso de la agricultura europea.


Podemos concluir pues, que el comercio internacional es eminentemente empobrecedor y quienes extraen el beneficio de esto son las empresas intermediarias (Nestlé, Philip Morris, Starbucks, etc.).


Reflexió personal: què és per a tu el consum responsable?


Estamos entrenados desde pequeños para el consumo y la fugacidad. El primer paso hacia un consumo responsable ha de neutralizar y revertir esta dinámica. Es decir, debemos consumir menos, lo que implica hacerse consciente del consumo individual, primero y colectivo, después. En este sentido nuestro trabajo individual ha de ser constante y remar en el sentido opuesto a la corriente que nos impone la publicidad. Mientras el caudaloso río de los anuncios nos prohibe ser conscientes de lo que consumimos, cómo lo hacemos y sus consecuencias, nosotros debemos detenernos en el lago de la reflexión e intentar decodificar el mensaje que nos están dirigiendo, así como deshacernos de los mecanismos que nos conducen a un consumo inconsciente. Esta tarea debe conducirnos a darnos cuenta de cuántos productos superfluos consumimos y en este sentido, hacernos conscientes de que somos responsables de nuestro consumo, porque la decisión última la tomamos en cada momento que consumimos.


Aunque es la puerta de entrada, consumir menos no es suficiente para hablar de un consumo responsable. También tenemos que saber elegir los productos en base a unos criterios diferentes de los que aplicamos corrientemente, como es la comodidad, o la popularidad de la firma. Los criterios que debemos aplicar tienen que dirigirse hacia un mayor conocimiento del origen del producto y su cadena de distribución hasta llegar a nosotros. Esto permitirá que no mantengamos con nuestro consumo, un modelo injusto que genera cada vez más desigualdades y condiciones de explotación. La relación que existe es clara: con nuestro consumo colaboramos a que existan empresas que siguen una política comercial devastadora para los países del sur, en la medida en que a la búsqueda de un mayor margen de beneficio, imponen unas condiciones de producción indignas.


numeración

A=objetivo

B=hipótesis

C=fuentes

D=organización de los datos

E=modelo teórico

 

15 (a)                                                          

19 (b y c)

21  (b)

24 (b)

27 (b)

31 (d)

33 (c y b)

 

37 (c)

39 (c)

40 (c)

41 (b, c y a)

47 (b)

49 (b)

50 (b)

51(e)

53 (c)

59 (b)

60 (b y c)

61 (c)

62 (c)

66 (b)

67 (b)

74 (c y a)

80 (c y b)

82 (b)

91 (c)

101(c)

102 (b)

103 (c)

105 (c y b)

109 (c)

113 (b)

114 (b y e)

122 (c)

123 (a)

124 (b)

125 (b)

132 (b)

136 (b y c)

137 (c)

141 (e)

145 (b)

146 (b)

152 (b)

153 (b)

155 (c)

156 (e)

157 (a)

158 (e)

160 (b)

163 (b y c)

168 (b)

170 (b)

172 (a, b y c)

173 (b y c)

175 (c)

176 (b y c)

178 (b y c)

179 (b)

180 (b y c)

181 (b)

189 (c)

194 (b)

195 (c)

196 (b y e)

197 (b y e)

198 (b y c)

203 (c)

204 (b y c)

205 (b y c)

206 (b)

207 (b)

208 (b)

SINTESIS: 214(b) 215(b) 216(b) 217(b)

Europa

Con la fe se ha perdido laconfianza. En muchos rostros se ve más preocupación que alegría. La alegría nace del alma,pero alma es hoy un término anacrónico. El absoluto es ahora el gasto. Nos horroriza lo que nose gasta. Hay que destruir lo que permanece, el ídem, la identidad. Fíjate en qué horrorosaparadoja nos encontramos: nuestro espacio íntimo está invadido por los poderes públicos, peronosotros no podemos influir en ellos. Estamos cerca del marcapasos cerebral. El caso de Europa es sorprendente. Rodeada de pueblos aferrados a una identidad fuerte, se empeña en hacerlotodo ligero. Libre comercio,pero desdén hacia la propia tradición: mitología, teología, filosofía,lenguas clásicas, humanidades ¿para qué? Nos basta un bípedo que trabaje y consuma losproductos de su trabajo, como las mulas que araban para comer lo nacido del surco. La últimamoda es abreviar los estudios. ¡Guerra a los profundos; desprecio a la inteligencia, mediocridadadministrada! Como si Europa no fuera hija del pensamiento y de sus honduras. ¿A dónde vasEuropa? ¿Quién lo sabe? Que vengan todos los pueblos de la tierra y se instalen el uno junto alotro en este viejo territorio. ¿Qué podemos darles? Trabajo y nada más. Y eso de momento.Pronunciar la palabra "fuerte" es un atentado contra la salud pública. Y con un organismo débil¿qué podemos hacer? O ponerle una tanda de inyeccciones o dejarlo morir.Mientras estoacontece guardemos los restos de nuestra tradición por si pueden ser útiles para preparar unrenacimiento cuando se consume la invasión. ¿No vienen porque Europa es lo mejor? Europa esalgo que hemos recibido. ¿Nos hemos hecho más europeos por la Unión Europea?

Aboriginal australian culture

“Australia: Aborígenes, Minería y Supervivencia” J.BARTROLI en MINORÍAS ÉTNICAS. Pedro Ceinos Coord. Integral. Barcelona, 1990. pp. 69-75

La denominación de “aborígenes” hace referencia a numerosos pueblos diferentes, pese al carácter homogeneizador del término.
Se ha podido constatar unas complejas organizaciones sociales y una tradición simbólica, espiritual e intelectual indiscutible a pesar de haberlos considerado salvajes como pretexto para exterminarlos. Cuando llegaron los colonos británicos, los británicos se atribuyeron sin dudar la propiedad de la tierra; Desde ese momento hasta ahora ha tenido lugar una historia de dominación. 200.000 aborígenes en Australia hablan 228 lenguas diferentes, pero ya ninguno mantiene la antigua forma de vida de caza y recolección.
En relación a la propiedad de la tierra, uno de los principales problemas, no existe un reconocimiento legal de sus derechos con lo que una de las principales amenazas son para ellos la industria minera, que para controlar los recursos ocupan sus tierras. La traducción oficial a su lógica resistencia es que “los aborígenes se oponen a las actividades mineras y pueden colapsar el desarrollo económico de Australia”. Por esa razón, se puede afirmar que todos los problemas de los aborígenes en Australia derivan de éste básico: la falta de derechos territoriales.
En el contexto de una democracia occidental como es Australia, han sido numerosas las muertes –la mayoría ahorcados –de aborígenes en prisión (encarcelados por pequeñas faltas). De igual forma, cabe destacar que son el pueblo con mayor proporción de población presa en el mundo, siendo de 775 por cada 100.000 habitantes. Existe una problemática actual, consecuencia de una historia como se ha dicho, de dominación, pero en los cursos de historia de las escuelas australianas se habla de la invasión y resistencia como si no tuviera ninguna relación con la realidad contemporánea.
Respecto a la desaparición del nomadismo aborigen como consecuencia de la dominación territorial de los blancos y la política de asimilación del gobierno australiano el antropólogo W.J. Peasley narra la historia de una pareja aborigen como “los últimos nómadas australianos” (simbólicamente), en la que se ilustran cuestiones como los tabú de una tribu, el proceso de desaparición de éstas como cuerpo social, el choque del mundo aborigen y el mundo de los blancos y el fin del equilibrio ancestral.
En el caso de los tasmanos, se puede hablar efectivamente de “el pueblo que no existe”, puesto que desde el establecimiento del mito del último tasmano a raíz de la muerte de la última mujer tasmana “de pura sangre”, los tasmanos mestizos no han sido considerados como tales y la mezcla simplemente se ha obviado, después de haber sido un pueblo víctima de un genocidio sistemático desde la llegada de los colonos europeos.

En este artículo se hace referencia y se insiste en la contemporaneidad de los aborígenes, que corrientemente son considerados, de forma intencionada, como si fueran una población anclada en la edad de piedra. Esto permite (además de justificar los mecanismos de asimilación cultural) que tenga lugar una profunda desconexión entre los sucesos históricos de invasión y genocidio y la dificultosa situación actual de los aborígenes, de forma que no se intervenga o bien que se haga de forma equivocada, legitimando la injusta situación originaria. Es en este sentido, que durante todo el siglo XIX y principios del XX se hablaba incluso del “eslabón perdido” en relación a los aborígenes.
Asimismo, la ocupación británica de finales del siglo XVIII ha provocado principalmente, una reducción muy pronunciada de la población aborigen, hasta llegar a ser una minoría numérica –y por lo tanto cultural, étnica...–dentro de la sociedad dominante blanca (con todo lo que eso conlleva, como por ejemplo la dificultad para canalizar las reivindicaciones de derechos), y la pérdida progresiva de una diversidad (en el proceso de una homogeneización) que existía antes de la invasión europea.
El caso de los tasmanos presentados aquí irónicamente como “el pueblo que no existe” es significativo ya que pone de manifiesto el problema de los criterios para considerar qué o quién es aborigen, que características se deben dar para hablar de “aborigen”. Este problema resulta de vital importancia cuando analizamos datos estadísticos de los censos. Los datos finales serán, como podemos imaginar, muy diferentes dependiendo de los criterios aplicados. Hemos visto como hay una manipulación política, interesada, de la cuestión, ya que si los mestizos no son considerados aborígenes, serán menos los que podrán legítimamente reclamar unos derechos civiles (maquiavélicamente hablando, menos problemas –numéricamente –para el Estado australiano). En este sentido, se ha hecho referencia a la precaria situación legal de los aborígenes en la sociedad australiana; tanto ha sido así, que hasta hace sólo 40 años, los aborígenes no eran considerados ni siquiera formalmente ciudadanos. Efectivamente se puede hablar de dos sociedades paralelas en el mismo territorio; mientras que la pirámide de población blanca es europea, la pirámide de la población aborigen es propia de un país del Tercer Mundo. Por supuesto, como siempre que existe una población dominante, este territorio en rigor no es “el mismo” para ambos; hay una clara concentración de población aborigen en determinadas zonas, como en el norte del país, donde representan el 60% de la población. Evidentemente, siempre alejados de los centros de poder económico y político.
El texto sobre “la historia de amor de los últimos nómadas australianos” evidencia un problema central en la historia aborigen: no hay vuelta atrás, dada la situación actual, en el contexto de una sociedad occidental dominante y establecida no es posible volver a la caza y recolección. Resulta estéril intentar retomar una “pureza” de los orígenes, ya que tanto el entorno natural como la situación histórico-social ha cambiado profundamente. Hay aborígenes que han adoptado el modelo de vida occidental, lo cual implica de alguna manera renunciar a su modelo de vida tradicional. Sin embargo, hay una cierta resistencia a entregarse totalmente; a los que hacen esto, el resto de aborígenes los llaman coconuts (“cocos”: negros por fuera y blancos por dentro) porque les acusan de haber olvidado sus raíces, su identidad. Pese a esto, la supervivencia de su vida económica tradicional (caza y recolección), su nomadismo, sus formas de vivienda... se antoja insostenible cuando no se dispone del entorno, cuando la propiedad de éste está en manos de la explotación industrial de la economía occidental, en el contexto de una mundialización del modelo económico occidental.

Pedro Casaldaliga

Una entrevista cara a cara: PEDRO CASALDALIGA, OBISPO DE LA DIOCESIS MAS POBRE DE BRASIL, TEOLOGO DE LA LIBERACION. "Marx dijo muchas cosas que aún hoy son válidas"
En Brasil es una celebridad: acaba de retirarse después de 35 años como obispo, sobrevivió a atentados de la dictadura, tuvo que enfrentar a la Inquisición en Roma. Todo por un compromiso con los más miserables de su diócesis que lo llevó a vivir en una total pobreza personal. Un diálogo con un catalán que nunca volvió a su país "porque los inmigrantes más pobres nunca vuelven", que escribe poesías y habla sobre política, teología y la vigencia de las luchas sesentistas.
Por Juan Arias.*
Se está acabando una fase importante de su vida. Está a la espera de relevo. ¿Con qué sentimientos se va?
Se lo voy a decir con dos versos de El hombre de La Mancha: Si este suelo que besé va a ser mi lecho y perdón...Mi vida en Sao Felix, un territorio que es como la tercera parte de España con sólo 100.000 habitantes, ha sido una aventura. Una aventura buscada y amada, una opción por los pobres y por América latina. He caminado de sorpresa en sorpresa, con frecuencia con contradicciones frente a la Iglesia y frente a mí mismo; con posturas a veces agresivas, yo que agresivo no soy. Mi lema fue el de un poeta colombiano que dice: "Si no lo amas todo, lo compadeces todo". He vivido tensiones muy fuertes,pero nunca odié, aunque sí tuve rabia frente a muchas cosas. Sentí enojo.*
¿Se arrepiente de algo?
No. De nada. ¿Que cómo me siento? Realizado, sí; orgulloso, no; satisfecho, no; tranquilo, sí. América latina es mi patria grande, una esperanza de sacramento que abrió mi alma a Dios y a la humanidad.*
Toda esa pasión por los pobres y los humillados, ¿cuando empezó?
Yo procedo de la derecha, del franquismo, del nacional-catolicismo, la España de las Cruzadas. Pero desde niño soñaba con las misiones y acabé en esta América latina con sus varios mundos entrelazados, sus revoluciones, su teología de la liberación, sus mártires y sus comunidades de base. Me entregué a esa revolución, a esa caravana de millones de seres humanos esclavizados. Me entregué como ser humano, como cristiano y como agente pastoral. O sea, como obispo. Es que no me gusta que me llamen así.*
Y ahora qué piensa hacer?
No lo sé. Me llaman de muchas partes. Tendré que decidir. Como dice el verso de Machado, "de entre todas las voces, escoge una"... Voy a esperar a ver quién es mi sucesor. Si fuera de la línea de defensa a los pobres podría quedarme en Sao Felix trabajando a su lado; de lo contrario, es más prudente que vaya a trabajar a otro lugar.*
¿De verdad no tiene una preferencia?
Si no tuviese problemas de salud, me gustaría darle a Africa mi muerte, ya que no pude darle mi vida. Es un continente con el que la humanidad tiene una deuda enorme. Son los pobres más olvidados, porque además no tienen petróleo. De cualquier modo, seguiré entre los pobres, donde sea. Quiero continuar escribiendo y dando más tiempo a la meditación y al silencio. Yo hablo mucho en silencio. Hasta le hice un poema, un día que estuve meditando bajo un pinar: Es tan callado el silencio / de la tarde en el pinar, que este silencio callado, sólo se puede callar. Vivimos en la sociedad del ruido. Necesitamos más que nunca del silencio. Los jóvenes viven sumergidos en el estruendo. ¡Y hablan de alta fidelidad! Lo que tenemos es alto ruido. Necesitamos del silencio para oírnos a nosotros mismos, para oír a los demás, a la naturaleza. Para escuchar el temblor de Dios.*
¿Cómo era Sao Felix de Araguauaia cuando llegó como joven obispo?
Lo primero que me llamó la atención, cuando conseguí llegar, después de un viaje lleno de peripecias, fueron las distancias. Geográficas, sociológicas y espirituales. Era como aterrizar en otro mundo. Había propietarios de hasta un millón de hectáreas de tierra. Era el feroz capitalismo financiado por los militares. Era tierra de nadie, donde nacer y morir era fácil, y donde lo difícil era vivir. Pero era también tierra de sueños lucrativos para los ricos.*
Y era el 68 francés.
Sí, el de la revolución de París, pero también el peor momento de la dictadura militar en este país. Era el año de Medellín, de la masacre de México. Y en Sao Felix era el puro Far West. Daba miedo.*
¿Cuáles fueron sus peores momentos? ¿Quizá cuando asesinaron al padre Joao Bosco, confundiéndolo con usted?
Lo que más miedo me ha dado siempre ha sido la impotencia. Ante la injusticia del latifundio, las masacres de los indios y de los campesinos, la inercia de los gobernantes, yo me sentía acorralado por la impotencia, por el miedo a caer en la depresión. Lo otro, el perder la vida violentamente, no me daba miedo. Eramos idealistas, puros, habíamos asumido una causa que creíamos justa y no nos importaba morir asesinados. De verdad, lo que nos daba miedo a mí y a mis compañeros, dos de ellos mártires, era la impotencia. Siempre tuve conciencia de que mis causas valían más que mi vida. Las causas humanas son las de Jesús, y, por tanto, las mías. ¿Qué otra cosa puede Dios soñar para la raza humana?*
Entonces, ¿la muerte no es un problema para usted?
Ah, no. La he sentido ya muchas veces de cerca. Diría que ha sido la compañera de toda mi vida. Desde niño me familiaricé con la muerte y con la muerte violenta. Vi asesinar a mi tío Luis Plá, sacerdote de 33 años. Lo fusilaron los rojos. Y en América latina, los que trabajamos a favor de la justicia social y en la defensa de los oprimidos estamos muy acostumbrados al martirio. Hay muchos campesinos e indios mártires, muchos agentes de pastoral que fueron torturados, no sólo sacerdotes. Por eso hemos levantado en Riberao Cascalheira, a 300 kilómetros de Sao Felix, pero en territorio de la prelatura, el Santuario de los Mártires de la Comunidad con el nombre de Vida por la Vida. En él tenemos fotografías y pinturas de los principales mártires. De todas las religiones. Tenemos, por ejemplo, la del periodista judío Wladimir Herzog, torturado y después asesinado. El martirio no es una muerte fatal. Fueron capaces de dar lamuerte porque fueron capaces de dar primero la vida. Para mí, la muerte es sólo la resurrección. ¿Cómo podría tener miedo a la muerte?*
Su compromiso con la pobreza ha sido absoluto, casi heroico, a la vista de todos, público y transparente. ¿Le ha costado?
De verdad que no. Yo nunca he olvidado que nací en una familia pobre. Y estoy convencido de que no se puede tener una sensibilidad revolucionaria y profética sin ser pobre. A mí siempre se me ha quebrado el corazón viendo la pobreza de cerca. No, no me ha costado mi vida de pobreza. Yo me siento mal en un ambiente burgués. Siempre me pregunté que si puedo vivir con tres camisas por qué voy a necesitar tener diez en el armario. Los pobres de mi prelatura viven con dos, de quita y pon. Además creo que la libertad está muy unida a la pobreza. No se es verdaderamente libre con mucha riqueza. Siendo pobre me siento más libre de todo y para todo. Mi lema fue: ser libre para ser pobre y ser pobre para poder ser libre. Si no el corazón queda atenazado. Lo terrible es toda esa gran humanidad a la que la injusticia condena a ser pobre. Contra esa injusticia he combatido toda mi vida, pero, para ser creíble en mi lucha y en mi causa, sentí que tenía que ser pobre. Muchos me dicen que por qué a mi edad sigo viajando en autobuses, a veces días enteros, sin tomar el avión. Pues por eso, porque mis pobres, a quienes predico el Evangelio de Jesús, no pueden pagarse el avión. Yo viajo feliz con ellos y como ellos.* ¿Y su vida de celibato? ¿Le ha costado tener que renunciar a la compañía de una mujer que compartiera sus luchas, a tener hijos?
Sin duda que sí. Y a los que preguntan si tengo tentaciones contra la castidad suelo responderles: "Aún estoy vivo". Sigo pensando que el celibato obligatorio es absurdo e injusto. Me gustaría que el próximo Papa lo aboliera, porque esa opción sólo tiene valor, y sobre todo sólo es creíble, si es libre. El celibato es siempre una violencia, incluso cuando es libre y deseado, por ejemplo por quienes viven situaciones límite, en lugares de fronteras, o por opción personal. Hasta Jesús, cuando habla del celibato, habla de "eunucos por amor al Reino". Y eso supone castración, violencia. No es una fiesta. La Iglesia sigue reacia. Con el celibato libre, los casados podrían entrar en el sacerdocio y los miembros de la Iglesia no darían el triste espectáculo de llegar a abusar de niños, como, desgraciadamente, estamos viendo. Yo soy consciente de que renuncié al amor de una mujer, que no pude ser del todo hombre al no poder dar nombre a mi descendencia, aunque he engendrado tantos hijos espiritualmente. Decir que el celibato es superior al matrimonio (que además es un sacramento) es ir contra las leyes de la naturaleza, y contra la misma teología. Yo acepté y viví mi celibato con amor, pero consciente de que es un atentado a la naturaleza. El celibato es una renuncia que vale la pena sólo si se abraza por una causa. Y, ojo, es difícil vivirlo en solitario, sin la ayuda de una comunidad, si no se está arropado por los otros. Pero si alguien me dice que va contra el celibato que yo bese a una mujer o abrace a un niño, entonces me están pidiendo algo contra la naturaleza. El celibato no elimina el amor humano.*
Usted suele refugiarse en la poesía. ¿Qué significa para usted escribir poesía?
Me sirve para respirar y ponerle alegría a la vida. Es el fondo musical de mi trabajo cotidiano. Me sirve para hacer mejor la síntesis de mi vida. Como dice Leonardo Boff, mi gran amigo teólogo de la liberación, "nuestra alternativa es estar vivos o resucitados". La muerte no cabe en nuestra vida. Y eso lo expreso mejor con la poesía. También con la poesía expresa sus conflictos amorosos nacidos del celibato. Creo que tiene un poema al respecto. Espere, a ver si me acuerdo: No habré hecho el amor, no habré tenido la gloria humana de engendrar, mi nombre no dará nombre a nadie; no habré sido, en la acepción cabal del mundo, un hombre. De soledad en soledad migrado, sin más amor que el viento y el servicio, tu hoy voraz habrá sido mi cuando; mi navegante paz, tu Precipicio. ¿Te habré amado a Ti, Amor amado, haciendo el buen amor de otros mil modos, buscándote en la gracia y el pecado, sintiéndote en el grito y en la herida, reconociéndote amable en todos, dándote nombre en mi pequeña vida?*
¿Es verdad que ha fracasado la teología de la liberación? ¿Qué queda de ella?
Han quedado los pobres y Dios. ¿Le parece poco? No, no ha fracasado. Lo que ocurre es que ha dejado de ser moda, publicidad. Pero si hay algo incontestable para quienes aceptan la Biblia es que el Dios de Abraham y de Jesús tomó una opción preferencial por los más pobres y humillados. Eso, ni el papa Juan Pablo II se ha atrevido nunca a negarlo. Es que dicen que se contaminó de marxismo. Que hubo errores...Errores en la teología, no. Puede que en alguno de los teólogos. Pero Marx dijo muchas cosas que aún hoy son válidas. Hasta el Papa admite a Marx cuando dice que los ricos son cada vez más ricos y los pobres más pobres. Lo que enseña la teología de la liberación es que antes que el capital viene el ser humano. Ha sido y sigue siendo un instrumento de esperanza y transformación en países creyentes y oprimidos por la injusticia del capitalismo salvaje. Es una teología que ya tiene sus mártires.*
¿Pudo alguna vez soñar que la izquierda de Lula llegaría al poder en Brasil?
Para los que siempre abogamos porque llegara al poder un partido popular, ha sido una sorpresa. El problema es cuánto nos va a durar ese sueño, porque los primeros meses de este gobierno están demostrando que los ministerios que debían ser de primera clase, los sociales, se han quedado como de segunda. Entendemos que el gobierno tenga que calmar a las multinacionales y asegurar la economía, pero tenía que enfrentar ya los problemas de fondo, como la reforma agraria y la creación de empleo. Y dejar ya de lado las exigencias del FMI. Por eso mis campesinos, que siguen creyendo en Lula, hablan ya de "esperanza cansada". Pero, aunque cansada, la esperanza sigue firme.*
¿Qué tipo de Papa le gustaría para sustituir al anciano y enfermo Juan Pablo II?
Un Papa que ejerciese el servicio del papado de otra forma muy distinta. Que fuese un Papa pobre, misericordioso, ecuménico de verdad, aceptando que nadie tiene el monopolio absoluto de la verdad. Un Papa que imite al Dios que dialoga con todos. Me gustaría que pasase los primeros meses de su mandato, antes de entrar en la Curia, consultando con la Iglesia y con el mundo, para saber qué tipo de Papa desean creyentes y no creyentes. Que no sea jefe de Estado. Que su único Estado fuera el de gracia, que es el que le corresponde.*
¿Le duele que nunca lo promovieran a una diócesis más importante; que no le hicieran cardenal a pesar de ser uno de los obispos más conocidos del mundo?
¡Oh, no! Soy muy consciente de mi pequeñez, de ser hijo de una familia pobre. Mi padre era lechero. Toda su riqueza eran seis vacas holandesas. ¿Cardenal? Lo que creo es que se trata de una institución obsoleta. El Papa necesitaría de otro tipo de consejeros. Por lo pronto, que no todos fueran eclesiásticos. Muchas cosas han quedado pendientes de discusión durante este pontificado: el celibato religioso obligatorio; el sacerdocio de la mujer; los problemas de ética matrimonial, de la biogenética; el del poder de las conferencias episcopales y de los sínodos, y un etcétera muy largo. *
¿Piensa que el próximo Papa tendrá que abordar esos problemas?
Serían fáciles de resolver sólo con integrar el laicado a la Iglesia, de verdad, sin cortapisas. El Papa tiene que escuchar más a los cristianos. Se llevaría muchas sorpresas. Piense en el problema de la mujer. Es increíble. Cada día la mujer es más fuerte, más preparada dentro de la Iglesia, en el trabajo pastoral, y aún se la deja fuera del sacerdocio. ¿Cómo puede hablar la Iglesia de derechos humanos cuando es la única institución que sigue discriminando a la mujer, olvidándose de la actitud que el mismo Jesús, y en un tiempo hostil para la mujer, tuvo hacia ella? Me temo que si el próximo Papa no resuelve este problema, la Iglesia acabe perdiendo al mundo de la mujer como ya perdió un día a la clase trabajadora, que se entregó en manos del comunismo. Piense en la actitud de la Iglesia ante la injusticia social. La Iglesia siempre ha creado mil entidades de caridad, se ha compadecido de los pobres; pero nunca se ha atrevido a atacar las estructuras de pecado del capitalismo salvaje. Ya el obispo Helder Cámara decía: "Cuando hago caridad, me dicen que soy santo, pero cuando critico el capitalismo me dicen que soy comunista". Tenía razón.*
¿A qué achaca el crecimiento de los evangélicos en Brasil y en toda América latina, en detrimento de los católicos?
Me da igual quiénes ganan y quiénes pierden. Lo que debemos preguntarnos es por qué son los más pobres los que más frecuentan las iglesias evangélicas. ¿Por qué se alejan de las nuestras? Una explicación es que en las evangélicas los fieles se sienten más protagonistas en la liturgia, casi cocelebrantes con el pastor. Pueden gesticular, cantar, danzar, gritar. Se sienten más en comunidad, más protegidos. Pueden expresarse mejor.*
Se les critica a esas iglesias que se mercantilicen, como si se tratase de sucursales de una gran multinacional.
Abren templos en cualquier esquina.Sin duda tienen ese peligro, como la Iglesia Católica tiene el peligro de la excesiva centralización, pero es que muchas de nuestras iglesias se han hecho muy formales, donde el sacerdote está demasiado lejos de la gente común. Parece ser que el Vaticano va a promulgar un decreto prohibiendo a los fieles danzar en la misa. ¡Imagínese aquí, en Brasil o en África, donde la gente habla con el cuerpo, se expresa con él y quiere alabar a Dios con él...!* ¿Qué sucederá si eso se concreta?
Responderemos con "rebelde fidelidad". O sea, que desobedecerán.Pero ya sin contestaciones, sin irritaciones. Los cristianos ya se están acostumbrando a actuar en conciencia y en silencio.* ¿Cree entonces que existen dos iglesias, la oficial, de Roma, y la de las comunidades de base del Tercer Mundo?
No. Lo que existen son diversas teologías, formas de interpretar el Evangelio, de celebrar la eucaristía. Hoy mismo yo he celebrado misa en la terraza de una casa, aquí en Goiania, en camisa, con pan y vino. Eso no responde a las normas oficiales, pero celebramos igualmente el mandato de Jesús. Roma se empeña en imponer un rito para todas las culturas. Pero ni Brasil ni Africa, por ejemplo, son sólo latinas. Son muchas cosas juntas. Ha habido miedo al miedo en la Iglesia. Le falta confianza en el espíritu. La Iglesia debería estimular el cambio, en vez de condenar siempre. Todo es relativo, menos Dios y el hombre. Existe mucho romanticismo al hablar de "los pobres". * ¿Cómo son para usted, que lleva conviviendo con ellos casi 40 años?
A los pobres hay que amarlos no por buenos, sino por pobres. No es posible olvidar que la pobreza lleva al crimen y a la violencia. Ya el Abé Pierre decía que, en determinados lugares y situaciones, entre los más pobres no era posible cumplir los diez mandamientos. Pero al tiempo, sólo el que vive a su lado puede entender su enorme capacidad de compartir hasta lo que no tienen. Es increíble, créame, su capacidad de alegría, a pesar de las desgracias, y de perdón. Ortiz, un campesino salvadoreño a quien le habían asesinado cinco hijos, me dijo: "A nosotros, los pobres, siempre nos queda el perdón y la esperanza". Poseen además un fuerte sentido de la propia dignidad. Nosotros tenemos creado el Crédito Solidario Popular, los minicréditos. Siempre pagan. Lula dijo muy bien que los pobres son los que mejor pagan "porque su única riqueza es su nombre y su dignidad". Es verdad.*
Usted no volvió a España ni al morir su madre, ¿piensa regresar ahora?
No. Incluso renuncié al Premio Príncipe de Asturias y otros, porque suponía ir a recogerlos. No quiero dar lecciones, pero mi opción personal fue radical. Yo he quemado las naves al llegar. Los emigrantes más pobres no pueden volver cuando quieren a su patria. Y yo quiero quedarme en esta América Latina que tanto amo y tanto me ha amado.