Los Colores de la Vida

Vivo en la selva amazónica, como tú en la gran ciudad.
Tú vas al supermercado y regresas a casa con comida y a veces con una mascota para tu hijo. Yo salgo a la selva a buscar mi comida, que está por todas partes; y a veces regreso a casa con un mono o un papagayo para que juegue con mis hijos.
En los campos, tus hermanos rezan a San Isidro para que no llueva, nosotros a Nunkui, la madre de las plantas cultivadas.
Te he visto sentado junto a tu hijo, enseñándole las cosas de la vida. Yo hago lo mismo, pero muy de mañana, y te aseguro que a mis hijos les encanta oír las historias de mi pueblo.
Y cuando tú vas al mar a bañarte y gozar del sol, yo me voy al ancho río Upano, que para mí es como el mar.
Y cuando te enfermas, el doctor te cura matando los microbios con remedios. En mi pueblo, el schamán los mata con flechas que nadie ve.

O sea, que hacemos lo mismo, pero de manera diferente. Es como si la vida fuera en todas partes la misma, sólo de diferente color. Y por ello, quisiera conocerte más, valorar lo que haces, lo que amas y construyes. Ojalá un día vengas a mi casa, y te sientes en mi banco y me cuentes de ti, hasta que el sol se hunda detrás de las palmeras de mi selva...

Carta de Adolfo Pérez Esquivel a Cristina Fernández de Kirchner

Sra. Presidenta de la Nación Argentina
Dra. Cristina Fernández de Kirchner
S / D
De nuestra mayor consideración:

Reciba en primer lugar, un fraterno saludo y la expresión de nuestros mejores deseos para su gestión, en la esperanza que redunde en una mejor calidad de vida para toda la población y en particular, los millones de hombres y mujeres, niños y niñas, para quienes el cumplimiento de sus derechos humanos básicos sigue siendo apenas un sueño.Nos dirigimos a Usted con cierto apuro en el día de hoy, a fin de hacerle llegar nuestra preocupación e interrogantes ante el anunciado acuerdo entre el Gobierno que acaba de asumir y el denominado Club de París. Asimismo no podemos dejar de manifestar nuestro repudio, ante las declaraciones del titular del Fondo Monetario Internacional, con el cual mantendrá una reunión hoy mismo, en el sentido de que Argentina debe firmar un nuevo acuerdo con esa institución antes de tomar cualquier decisión, cualquiera que esta sea.Ayer en el Parlamento Nacional, en su discurso de asunción, Ud. defendió el pago por adelantado al FMI, realizado por el anterior gobierno, como una medida que nos devolvía soberanía y autonomía. Entonces nos permitimos preguntarnos, ¿Cómo es posible si ese pago nos dio autonomía para decidir nuestra política financiera, que hoy estemos nuevamente antes un acuerdo con el Fondo? ¿Cuáles serán los costos y cuáles los posibles beneficios de semejante acuerdo? Después de las últimas tres décadas de experiencia con ese organismo, iniciadas con el respaldo del FMI a la dictadura cívico-militar y que continuaba con las políticas de ajuste y liberalización tan tragicamente conocidas, ¿Cómo es posible que el gobierno argentino esté contemplando un nuevo acuerdo con quien aún no ha asumido sus responsabilides criminales y administrativas por la devastación provocada a nuestro pueblo y país?En el mismo sentido, ante la decisión ya adelantada por Ud. de llegar a un acuerdo para pagar la deuda reclamada por el Club de Paris, no podemos menos que preguntar ¿Qué es lo que se piensa pagar y para qué? Porque existen indicios que ese “Club” de países prestadores, que se unificaron para presionar con mayor fuerza a los países tomadores de créditos, quiere cobrarnos créditos que no han tenido beneficio alguno para el pueblo argentino. Créditos, incluso, que se vienen pagando desde los tiempos de la dictadura, manchados con la sangre del pueblo y con un altísimo costo para toda la nación. Entendemos que este es el caso, por ejemplo, de una parte de la deuda que se origina en un préstamo otorgado por el gobierno de Holanda, para actividades de una empresa privada. ¿Es verdad que también se incluyen créditos de España que formaron parte del blindaje financiero y que alentaron la fuga de capitales al exterior, y créditos de Francia que sirvieron para impulsar la fallida privatización del agua en la Provincia de Tucumán?Entendemos que el pueblo argentino no puede ni debe seguir pagando deudas sin saber de qué se trata, a quiénes se supone que se debe y cuánto, quiénes se beneficiaron, cuánto ya se ha pagado? Entendemos que tampoco es posible saldar una deuda que atenta contra los derechos humamos y que incluso la Justicia argentina, como por ejemplo en la Causa Olmos, ha comprobado sus irregularidades.En el camino de la Verdad y la Justicia, defendido también por Usted ayer en el Parlamento Nacional, es necesario que el pueblo argentino sepa, antes de avanzar con cualquier proceso de negociación tendiente a acordar los términos de pago de la deuda reclamada por el Club de Paris, qué es lo que se pretende pagar. Por ese motivo proponemos que se realice una Auditoria pública e integral de esos créditos, con la debida participación del Parlamento Nacional y de las organizaciones y movimientos de la sociedad argentina preocupados al respecto. Una Auditoria que permitiría al pueblo y al gobierno argentino, a los países prestadores y a todos los involucrados, saber que lo que se propone se ajusta al derecho y sobre todo, al cumplimiento de todos los derechos humanos que según se reconoce, debe tener primacía sobre cualquier otro reclamo en el diseño e implementación de las políticas públicas. Debe tenerse presente que es necesario privilegiar el pago de la Deuda Social, Histórica e Ecológica con nuestro pueblo, por sobre la Deuda Externa inmoral e ilegítima.Esperamos su apoyo en este sentido y nos ponemos a disposición para juntos encarar las medidas necesarias.Con el fraterno saludo de Paz y Bien

Beverly Keene / Coordinadora.
Adolfo Pérez Esquivel / Premio Nobel de la Paz

Cosmología de los Tupinamba

COSMOLOGÍA TUPINAMBA

ABBEVILLE, Claude d', père (1632) History of the mission of the Capuchin Fathers on the isle of Maragnan and the surrounding lands. Paris: Impr. de F.Huby, 1634.
El padre Abbeville transcribe un discurso de Iapy Ourssou, jefe de los Iuniparan y cabecilla Bourouuichave de la isla de Maragnan, a los franceses, sobre su llegada. En él habla del "creador" de todo, de Dios, así como de la inmortalidad del alma. También habla de unos profetas que instruyen en la ley de Dios (con lo que se observan algunas coincidencias y también diferencias con la religión cristiana).
ANÓNIMO Information on Brazil and of its leaders.
En este informe, se ofrece la explicación de un cristiano sobre la concepción de la Creación y el Diluvio que tienen los tupinamba (confusa, a su modo de ver). Asimismo, habla de dos hombres en el origen uno que encarna el bien (Cumé) y otro el mal.
CARDIM, Fernâo (1625) A treatise of Brasil and articles touching the dutie of the kings majestie our Lord, and to the common good of all the estate of Brasil. Glasgow: J.Maclehose and Sons, 1906.
En la sección "Sobre el principio y origen de los indios de Brasil y sobre sus costumbres, religión y ceremonias" se afirma que parece que los tupinamba no tenían conocimiento acerca del origen y la creación del mundo pero sí acerca del Diluvio, aunque al no tener escritos, según Cardim tal historia es oscura y confusa (difieren las versiones sobre el origen de la humanidad tras el diluvio).
ÉVREUX, Yves d' (1611-1613) Journey made in the north of Brazil during the years 1613-1614. Leipzig & Paris: A.Frank, 1864
En esta obra se hace referencia a unos antiguos habitantes, los Amazonas, que habrían estado emparentados con los tupinamba pero abandonaron el lugar. En este sentido, con diferencias en los relatos cosmológicos de uno y otro pueblo, tuvo lugar una síntesis.
NOBREGA, Manoel do (1549) Information on the land of Brazil. Rio de Janeiro: J.M. Nunes Garcia, 1844.
Nobrega, uno de los pocos misioneros en estrecha relación con los Tupinamba, habla del "falso recuerdo" que tienen del Diluvio, pues introducen el relato de una mujer y su marido que escalaron un pino y se salvaron.
También hace referencia a la figura de "Zomé" (intercesor entre ellos y Dios), que es S. Thomé según Nobrega. Sobre Zomé, los tupinamba afirman que pasó por la región y dejó sus huellas; así lo explicaron sus ancestros. En todo caso, Nobrega afirma que vio las 4 huellas cercanas al río. En el relato sobre la persecución que llevaron a cabo los indios tras Zomé, se mezclan elementos cristianos, bíblicos. A modo de ejemplo, Zomé consiguió cruzar el río y escapar porque las aguas se abrieron (tomado del "Éxodo" de Egipto).
STADEN, Hans (1557) Hans Staden: The true story of his captivity. New York: George Routledge and sons, 1928.
En el capítulo donde se lleva a cabo una lista descriptiva de los grabados de madera (xilografías) Staden afirman que los tupinamba dicen que hace tiempo, hubo una gran inundación que ahogó todos sus ancestros a excepción de aquellos que escaparon en canoas o treparon a la copa de árboles altos. Él lo relaciona inmediatamente con el Diluvio.
THEVET, André (1574) The peculiarities of French Antarctica, otherwise called (French) America: the islands discovered in our times. Paris: Maisonneuve et cie, 1878.
El franciscano francés constata, en relación a su alimentación, varios relatos cosmológicos. En este sentido, le explicaron que sus ancestros les enseñaron y habituaron a comer cazabe (pan hecho a base de yuca) y que se alimentaban antes solamente de hierbas. Esto cambió con la llegada de un profeta (el gran "Charaibe") que le enseño a una chica del lugar cómo cortar y plantar la yuca. De tal importancia es este profeta en su cosmología que les enseñó el fuego a sus padres, para que transmitieran el conocimiento de generación en generación.
THEVET, André (1575) The Universal Cosmography. Paris [s.n.], 1575.
En esta obra, Thevet explica los paralelismos entre las figuras de la mitología tupinamba y las figuras del cristianismo.
Respecto a la figura de el gran "Charaibe" o profeta antes mencionado, se explica que es "Maire-Monan" lo que significa (en la versión inglesa) "The old one transformer" siendo Maire "transformer" y Monan "old one". Asimismo, se dice que es hijo de Monan, figura análoga al dios cristiano.
Más adelante, encontramos especificado algo más de la genealogía de Summary o Zumé, que forma parte del mismo linaje que Maire-Monan. Según el relato, tuvo dos hijos: Tamendonare (buen padre y pacificador) y Aricoute (guerrero que buscaba subyugar las naciones). En una disputa entre ambos, Tamendonare golpeó el suelo tan fuerte que brotó una fuente y el agua inundó a todo el mundo. Escalaron cada uno un árbol, y se salvaron. De los dos hermanos surgieron las dos tribus enemigas de los Tupinamba y los Temimino.
Respecto al fuego, Thevet recoge una narración que explica cómo fue conservado en la espalda de un animal llamado “Ap” (probablemente el perezoso).Más adelante, se insiste de nuevo en “El gran Charaibe”, ahora como héroe cultural familiarizado con los frutos comestibles. Él fue quien les explicó que sus almas son inmortales e instauró los tabús y las prácticas rituales, además de regar los campos de cultivos. Las historias acerca de héroes que encarnan el bien y el mal están presentes en todas las narraciones cosmológicas tupinamba, a menudo en relación de parentesco con elementos como el sol, la luna o el mar.

Cosmología Mbyá Guaraní

COSMOLOGÍA MBYÁ GUARANÍ


REED, Richard K. (1954) Prophets of agroforestry: Guarani communities and commercial gathering. Austin. University of Texas Press, 1995.

En el Capítulo IV, “Leadership and Religion”, Reed habla de la adquisición de liderazgo religioso, y de cómo los líderes conducían a las almas hacia la Tierra sin Mal. Asimismo, afirma que las lecturas de Métraux (1948), Schaden (1962) y Bartolomé (1977) han colaborado a que los Guaraní sean conocidos como fanáticos fatalistas que se asocian y siguen sus carismáticos líderes religiosos, para esperar el fin del mundo.
Asimismo, se desarrolla una “geografía del mundo sagrado” de los guaraní (siempre dominada por el concepto de Tierra sin Mal).
También se caracterizan los elementos del cielo, que habitan los hermanos Kuaraý y Jasý (que son manifestaciones físicas de la existencia de las divinidades). El mundo sobrenatural (Katuá), habitado por la divinidad Tupá, se encuentra en la línea oscura del horizonte oeste, donde se pone el sol cada tarde.
También en este cuarto capítulo hay un apartado dedicado a las migraciones guaraní, con el nombre de “Apocalypse: guaraní migrations” en el que se explican los mecanismos para evitar el fin del mundo (que contribuyen a fortalecer las relaciones sociales y la identidad étnica) en los que se incluyen las peregrinaciones (hacia el este), inspiradas en visiones y sueños.
A continuación Reed hace referencia a la ceremonia pública de ñembó é, en la que podemos ver excelentemente expresada la cosmología guaraní. En este sentido, se introduce la figura de Tamó, intermediario entre lo mundano y lo sobrenatural.

SCHADEN, Egon (1961) Fundamental aspects of Guaraní Culture. Sao Paulo: Difusao Européia do Livro, 1962.

Egon Schaden focaliza su trabajo principalmente en grupos de Brasil (Mbüa, Ñandeva, Kayová).
En el capítulo IX “Observations about the Music and the Folklore” destaca la preocupación de estos grupos guaraní acerca de cruzar el mar para encontrar la felicidad que les promete el Paraíso.
En este sentido, en el capítulo X “The Myth of paradise in Guaraní culture and life” se contemplan los mitos del diluvio, del fuego universal u otros como relatos que ejemplifican la concepción del futuro de los guaraní: la tierra está condenada antes o después en el futuro, y esto no es motivo de pánico, puesto que existe la Tierra sin Mal.
La vida del paraíso para ellos es el restablecimiento de las costumbres tribales en su pureza tradicional (En este punto, Schaden hace referencia a la “conciencia colectiva”). La localización de la Tierra sin Mal se suponía entre el Océano Atlántico.
En el caso específico de los Ñandeva del sur de Mato Grosso, existe en su cosmología la destrucción inminente del mundo (y en una tierra paradisíaca), pero no hicieron el intento de encontrar la Tierra sin Mal.
Acerca de los Mbyá, Schaden afirma que actualmente (1962) el mito del Paraíso es su elemento más distintivo. En el presente, han sido los únicos que se han dirigido hacia la costa en peregrinación. En este sentido, los Mbyá han preservado bastantes elementos a pesar de la influencia cristiana. El mito continúa hasta ahora como un objetivo de los Mbyá.
En el capítulo siguiente (capítulo X), se caracteriza una especie de “tierra prometida” correspondiente a la existencia ideal de la tierra (una especie de “jardín ideal”). Se puede constatar, de este modo, la fuerte injerencia de los padres de la Compañía de Jesús expulsadas en 1767 de lo que ahora es Paraguay.
Para Schaden, este mito es una pieza clave para entender la desintegración cultural y social de los grupos guaraní, sobretodo en el territorio brasileño.

CLASTRES, Hélène (1975) The land without evil: Tupí-Guaraní prophetism. Urbana and Chicago: University of Illinois Press, 1995.

En la primera parte, Clastres habla de la leyenda Zumé, del diluvio o inundación universal, que ellos llaman “iporum”. También de la figura de Tupä (asimilada por la figura del dios cristiano) y Añä y Yurupari (asimilada por la figura del diablo), como de la Tierra sin Mal, que se intenta caracterizar.
En la segunda parte, se habla de las figuras de Paje y Karaí, fuertemente relacionadas con el chamanismo (no obstante, la autora establece distinciones y puntos en común respecto a las nociones de chaman, profeta y jefe, en las que se hace referencia a las ceremonias en torno a las figuras de Paje y Karaí).
Y en la tercera parte, Clastres se dedica a presentar el discurso de los profetas y sus efectos, como las migraciones históricas hacia la Tierra sin Mal. Asimismo, se pone en relación la figura de Karaí con el poder político.

GANSON, Barbara Anne (1994) Better not take my manioc: Guarani religión, society and politics in the Jesuit missions of Paraguay. Michigan, Ann Arbor, 1994.

Ya en la introducción, Ganson hace referencia a los Mbyá como uno de los tres principales grupos guaraní.
Más adelante, en el capítulo II de la parte I (“early encounters”), se expone el concepto de la Tierra sin Mal (yvy marane’y) en relación con su cosmología. Éste no lo encontramos siempre en todos los sistemas de creencias religiosas tupí-guaraní.
Tiempo atrás creían en la inminente destrucción del mundo, ya fuera por el fuego o por una gran inundación; el diluvio en las cosmologías amerindias es muy común. De la misma forma, se pone énfasis en la importancia de los pájaros, que acompañan hasta el cielo a las almas, tras la muerte.
En el capítulo VI de la parte IV, donde se habla de la invasión y la resistencia e ideología nativa durante la guerra guaraní, se hace referencia a las predicciones de inminente destrucción en misiones donde vivían indios guaraní. Predicciones, que se hicieron muy comunes a lo largo del siglo XVIII y desde que se implantó en su cosmología la idea del desequilibrio y la destrucción del universo, que se pensaban causadas por inundaciones, sequías, grandes temporales, guerras y epidemias.
Evidentemente, su cosmología se impregnó de conceptos cristianos, la sociedad dominante. En este caso, sobretodo de la idea de cielo e infierno, con la que se familiarizaron desde las misiones.

MÉTRAUX, Alfred (1948) The Guaraní. Washington, D.C. Governement printing office, 1948.

En el capítulo "religión", nos indica una especificidad de los Mbyá, que tienen como principal divinidad a Ñamandu, quien vive en el este de la Tierra sin Mal (Tupä es la divinidad del oeste, pero el creador para los Mbyá). A continuación, Métraux caracteriza toda la cosmología guaraní a partir de los grandes personajes de la mitología guaraní.
También hace referencia al mesianismo: encontramos un seguimiento de los anuncios de los chamanes, en el siglo pasado, acerca de la inminente destrucción del mundo, con lo que se sucedieron las peregrinaciones en busca de la tierra sin mal. Se explica también que este movimiento mesiánico está basado en un mito sobre la primera destrucción del universo por el fuego y el agua.

El Gobierno argentino aprueba la Ley de Bosques

La Cámara de Diputados de la Nación acaba de sancionar la Ley de Bosques aprobada el miércoles pasado por el Senado. Después de 10 años de lucha, por fin logramos salvar los bosques argentinos. Esta victoria es de la gente, es tu victoria. Sin el compromiso del millón y medio de personas que creyeron que aún había esperanzas, nunca lo hubiéramos logrado. Y el logro es enorme. Pudimos quebrar las presiones de los sectores más poderosos del país, como el sojero y el ganadero, que deseaban continuar expandiendo sus negocios de manera destructiva a expensas de nuestro patrimonio natural. Gracias a esta participación y la de más de treinta organizaciones de todo el país, los Senadores tuvieron que tomar en serio nuestro reclamo ambiental y ponerlo, por una vez, por sobre mezquinos intereses económicos carentes de toda intención de desarrollo justo y sustentable. La aprobación de la Ley de Bosques demuestra que producir cambios en favor de nuestro planeta aún es posible y el trabajo no es en vano.

Aún nos queda mucho terreno por recorrer. Las provincias tendrán que hacer un ordenamiento territorial de sus bosques, estudios de impacto ambiental y audiencias públicas antes de poder aprobar un nuevo desmonte, y estaremos ahí para velar por el cumplimiento de la ley. Seguí en contacto con nosotros. La defensa del medio ambiente no se termina y te necesitamos. Muchas gracias por haber hecho de la Ley de Bosques una realidad. Un gran abrazo,

Martín Prieto. Director Ejecutivo. Greenpeace Argentina.

La historia de amor de los últimos nómadas australianos

Él era Warri Kyangu. Ella, Yatungka de los Mandildjara. Pertenecían a la tribu de los Mandildjara, una de las pocas que en los años treinta aún practicaban su vida nómada tradicional en los desiertos del centro y del oeste de Australia. Eran jóvenes y se enamoraron, a pesar de que la ley de su tribu les prohibía contraer matrimonio por ser del mismo clan. Warri sabía que no podía casarse con Yatunka y quedarse en su tierra. Por esto escogió huir con ella. Se marcharon una noche, mientras los de su tribu dormían, y como temían ser capturados, juzgados y castigados, se fueron muy lejos. El consejo de la tribu buscó alguien para perseguirlos y hacerlos volver, de grado o de fuerza, y escogieron al cazador más joven y fuerte: Mudjon, el mejor amigo de Warri; juntos habían jugado de niños, habían superado los ritos de iniciación y habían compartido las largas jornadas de caza en el desierto.

Tras varios días de marcha, Mudjon encontró a los fugitivos entre la tribu vecina de los Budidjara, que les habían acogido. Desde una colina les pidió volver con él. Warri y los Budidjara le dispararon varios dardos para que se fuera, y él les respondió, pero nadie resultó herido. Aquella noche, Warri y Yatungka continuaron su huida hacia el oeste, y Mudjon retornó en solitario al campamento de su tribu.

Warri y Yatungka vivieron solos a partir de entonces, pero a pesar de que tuvieron hijos no eran felices, porque ningún Mandildjara puede ser feliz lejos de su tierra ancestral: eran exiliados en un país extranjero. Tanta era su añoranza que al cabo de los años decidieron regresar, dispuestos a afrontar el castigo de la tribu. Y se encontraron la tierra Mandildjara casi vacía.

Muchas cosas habían cambiado durante su ausencia. En los años cincuenta y sesenta, el gobierno australiano había propiciado una política de asimilación de los aborígenes, atrayéndoles a las misiones y reservas para acabar con su vida nómada y proporcionarles educación occidental y asistencia sanitaria. Muchos, los jóvenes especialmente, fueron subyugados por la excitante novedad del mundo blanco. Y esto es lo que había sucedido también en el desierto de Gibson, la Tierra Mandildjara. Cuando Warri y Yatungka volvieron, la tribu había desaparecido como cuerpo social. Ya no había Consejo de Ancianos, y sólo quedaban algunas familias aisladas que no se habían querido ir.

En los años siguientes, los hijos de Warri y Yatungka crecieron y abandonaron también la Tierra Mandildjara para irse, uno a uno, al mundo de los blancos, y seguir allí los ritos de iniciación entre los hombres de la tribu y encontrar esposas y esposos con que casarse. Por fin se celebró una gran reunión en el desierto, durante la cual las últimas familias y ancianos decidieron marcharse todos a reunirse con los jóvenes que ya estaban en las misiones, para tratar así de salvar la cultura y transmitirles las tradiciones. Mudjon, el amigo de la infancia, acudió a Warri y Yatungka para convencerles de que no serían castigados por su viejo pecado y de que se vinieran con él hacia el mundo blanco. Los dos amantes, ya entrados en años, le siguieron hacia el sur, pero les venció el miedo y una noche huyeron de Mudjon, por segunda vez. Se convirtieron así en los últimos de su tribu en vivir como los ancestros, cazando y recolectando, siempre de un pozo de agua a otro. Sin embargo, al menos ahora estaban en Tierra Mandildjara y hacían compañía a los espíritus, a las rocas, a los árboles y a las fuentes.

A mediados de los años setenta se sucedieron tres años sin lluvias. Algunos de sus próximos, que vivían en las reservas, se acordaron de Warri y de Yatungka, viejos y solos. ¿Cómo superarían el gran esfuerzo de encontrar comida y agua sin la ayuda de manos jóvenes y fuertes? Sabían que, si aún estaban vivos, ya no sobrevivirían otro verano. En 1977, un anciano Mandildjara se acercó a un grupo de antropólogos y les pidió ayuda para ir a buscarlos. Él mismo se ofreció como guía de la expedición. Ese anciano era Mudjon, el amigo de infancia de Warri.

La expedición, con dos vehículos todo terreno, se internó en el desierto más y más durante varios días. Cada pozo que encontraban estaba seco y tenía rastros de que unas manos humanas lo habían excavado desesperadamente en busca de humedad. El desierto también agonizaba. La Tierra Mandildjara ya no era la misma. Por primera vez en 30.000 años o más se había quedado vacía de humanos; la desaparición de los aborígenes, que durante milenios habían excavado pozos en busca de agua, había significado la huida de los animales salvajes, al secarse o llenarse de arena los pozos viejos. Además, al no haber nadie que realizara la vieja práctica de quemar los matojos secos de spinifex -para ayudar así a la regeneración de la tierra y al crecimiento de hierba fresca y de arbustos nuevos- la vegetación también iba desapareciendo, con lo cual los animales encontraban menos comida. El aborigen formaba parte integrante del sistema ecológico del desierto australiano, y al desaparecer, todo el equilibrio mantenido durante milenios se ha roto. La tierra se muere y nada la resucitará

La expedición fue siguiendo la pista de Warri y Yatungka de pozo en pozo, y estuvieron a punto de dar marcha atrás, pues pensaron que era imposible que aún vivieran. Sólo la sesudez de Mudjon les incitó a seguir. Y al fin, los encontraron, al pie del monte Ngarinarri, en el último pozo. Se habían ido adentrando en el corazón del desierto a medida que los pozos se secaban, y habían llegado al último. Delante no había nada. Detrás, sólo pozos secos. Estaban atrapados, con agua únicamente para unas semanas, pero estaban vivos.

Warri y Yatungka no habían visto nunca a un hombre blanco, ni un coche, ni habían oído hablar de ciudades o de la televisión. Pero querían volver a ver a sus hijos antes de morir, y además estaban viejos, famélicos y enfermos. Temían el castigo de los ancianos de la tribu, pero Mudjon les convenció de que nada les pasaría, y por fin, subieron a los coches que les llevaron de la Prehistoria al mundo de los blancos. Ellos descubrieron el siglo XX; y la Australia blanca del siglo XX descubrió que en su civilización tecnológica todavía era posible la existencia de gentes desconocidas viviendo la prehistoria en el desierto.

Mudjon murió súbitamente a los pocos meses. Warri sólo sobrevivió un año y medio a su rescate. Tras su muerte, su mujer Yatungka se negó a comer, y falleció 25 días después. Para ella, el mundo sin Warri no tenía sentido.

La maldición Blanca

El primer día de este año, la libertad cumplió dos siglos de vida en el mundo. Nadie se enteró, o casi nadie. Pocos días después, el país del cumpleaños, Haití, pasó a ocupar algún espacio en los medios de comunicación; pero no por el aniversario de la libertad universal, sino porque se desató allí un baño de sangre que acabó volteando al presidente Aristide.
Haití fue el primer país donde se abolió la esclavitud. Sin embargo, las enciclopedias más difundidas y casi todos los textos de educación atribuyen a Inglaterra ese histórico honor. Es verdad que un buen día cambió de opinión el imperio que había sido campeón mundial del tráfico negrero; pero la abolición británica ocurrió en 1807, tres años después de la revolución haitiana, y resultó tan poco convincente que en 1832 Inglaterra tuvo que volver a prohibir la esclavitud.
Nada tiene de nuevo el ninguneo de Haití. Desde hace dos siglos, sufre desprecio y castigo. Thomas Jefferson, prócer de la libertad y propietario de esclavos, advertía que de Haití provenía el mal ejemplo; y decía que había que “confinar la peste en esa isla”. Su país lo escuchó. Los Estados Unidos demoraron sesenta años en otorgar reconocimiento diplomático a la más libre de las naciones. Mientras tanto, en Brasil, se llamaba haitianismo al desorden y a la violencia. Los dueños de los brazos negros se salvaron del haitianismo hasta 1888. Ese año, el Brasil abolió la esclavitud. Fue el último país en el mundo.
Haití ha vuelto a ser un país invisible, hasta la próxima carnicería. Mientras estuvo en las pantallas y en las páginas, a principios de este año, los medios trasmitieron confusión y violencia y confirmaron que los haitianos han nacido para hacer bien el mal y para hacer mal el bien.
Desde la revolución para acá, Haití sólo ha sido capaz de ofrecer tragedias. Era una colonia próspera y feliz y ahora es la nación más pobre del hemisferio occidental. Las revoluciones, concluyeron algunos especialistas, conducen al abismo. Y algunos dijeron, y otros sugirieron, que la tendencia haitiana al fratricidio proviene de la salvaje herencia que viene del Africa. El mandato de los ancestros. La maldición negra, que empuja al crimen y al caos.
De la maldición blanca, no se habló.
La Revolución Francesa había eliminado la esclavitud, pero Napoleón la había resucitado:
—¿Cuál ha sido el régimen más próspero para las colonias?
—El anterior.
—Pues, que se restablezca.
Y, para reimplantar la esclavitud en Haití, envió más de cincuenta naves llenas de soldados.
Los negros alzados vencieron a Francia y conquistaron la independencia nacional y la liberación de los esclavos. En 1804, heredaron una tierra arrasada por las devastadoras plantaciones de caña de azúcar y un país quemado por la guerra feroz. Y heredaron “la deuda francesa”. Francia cobró cara la humillación infligida a Napoleón Bonaparte. A poco de nacer, Haití tuvo que comprometerse a pagar una indemnización gigantesca, por el daño que había hecho liberándose. Esa expiación del pecado de la libertad le costó 150 millones de francos oro. El nuevo país nació estrangulado por esa soga atada al pescuezo: una fortuna que actualmente equivaldría a 21,700 millones de dólares o a 44 presupuestos totales del Haití de nuestros días. Mucho más de un siglo llevó el pago de la deuda, que los intereses de usura iban multiplicando. En 1938 se cumplió, por fin, la redención final. Para entonces, ya Haití pertenecía a los bancos de los Estados Unidos.
A cambio de ese dineral, Francia reconoció oficialmente a la nueva nación. Ningún otro país la reconoció. Haití había nacido condenada a la soledad.
Tampoco Simón Bolívar la reconoció, aunque le debía todo. Barcos, armas y soldados le había dado Haití en 1816, cuando Bolívar llegó a la isla, derrotado, y pidió amparo y ayuda. Todo le dio Haití, con la sola condición de que liberara a los esclavos, una idea que hasta entonces no se le había ocurrido. Después, el prócer triunfó en su guerra de independencia y expresó su gratitud enviando a Port-au-Prince una espada de regalo. De reconocimiento, ni hablar.
En realidad, las colonias españolas que habían pasado a ser países independientes seguían teniendo esclavos, aunque algunas tuvieran, además, leyes que lo prohibían. Bolívar dictó la suya en 1821, pero la realidad no se dio por enterada. Treinta años después, en 1851, Colombia abolió la esclavitud; y Venezuela en 1854.
En 1915, los marines desembarcaron en Haití. Se quedaron diecinueve años. Lo primero que hicieron fue ocupar la aduana y la oficina de recaudación de impuestos. El ejército de ocupación retuvo el salario del presidente haitiano hasta que se resignó a firmar la liquidación del Banco de la Nación, que se convirtió en sucursal del Citibank de Nueva York. El presidente y todos los demás negros tenían la entrada prohibida en los hoteles, restoranes y clubes exclusivos del poder extranjero. Los ocupantes no se atrevieron a restablecer la esclavitud, pero impusieron el trabajo forzado para las obras públicas. Y mataron mucho. No fue fácil apagar los fuegos de la resistencia. El jefe guerrillero, Charlemagne Péralte, clavado en cruz contra una puerta, fue exhibido, para escarmiento, en la plaza pública.
La misión civilizadora concluyó en 1934. Los ocupantes se retiraron dejando en su lugar una Guardia Nacional, fabricada por ellos, para exterminar cualquier posible asomo de democracia. Lo mismo hicieron en Nicaragua y en la República Dominicana. Algún tiempo después, Duvalier fue el equivalente haitiano de Somoza y de Trujillo.
Y así, de dictadura en dictadura, de promesa en traición, se fueron sumando las desventuras y los años.
Aristide, el cura rebelde, llegó a la presidencia en 1991. Duró pocos meses. El gobierno de los Estados Unidos ayudó a derribarlo, se lo llevó, lo sometió a tratamiento y una vez reciclado lo devolvió, en brazos de los marines, a la presidencia. Y otra vez ayudó a derribarlo, en este año 2004, y otra vez hubo matanza. Y otra vez volvieron los marines, que siempre regresan, como la gripe.
Pero los expertos internacionales son mucho más devastadores que las tropas invasoras. País sumiso a las órdenes del Banco Mundial y del Fondo Monetario, Haití había obedecido sus instrucciones sin chistar. Le pagaron negándole el pan y la sal. Le congelaron los créditos, a pesar de que había desmantelado el Estado y había liquidado todos los aranceles y subsidios que protegían la producción nacional. Los campesinos cultivadores de arroz, que eran la mayoría, se convirtieron en mendigos o balseros. Muchos han ido y siguen yendo a parar a las profundidades del mar Caribe, pero esos náufragos no son cubanos y raras veces aparecen en los diarios.
Ahora Haití importa todo su arroz desde los Estados Unidos, donde los expertos internacionales, que son gente bastante distraída, se han olvidado de prohibir los aranceles y subsidios que protegen la producción nacional.
En la frontera donde termina la República Dominicana y empieza Haití, hay un gran cartel que advierte: El mal paso.
Al otro lado, está el infierno negro. Sangre y hambre, miseria, pestes.
En ese infierno tan temido, todos son escultores. Los haitianos tienen la costumbre de recoger latas y fierros viejos y con antigua maestría, recortando y martillando, sus manos crean maravillas que se ofrecen en los mercados populares.
Haití es un país arrojado al basural, por eterno castigo de su dignidad. Allí yace, como si fuera chatarra. Espera las manos de su gente.

Tomado de: Página/12, Buenos Aires, domingo 4 de abril de 2004.

Un ejemplo de la propuesta de Reforma Constitucional en Venezuela

Proyecto de Reforma Constitucional Consejo Nacional Electoral
LO VIGENTE LO PROPUESTO
Título III
Capítulo VII
De los derechos económicos
Título III
Capítulo VII
De los derechos socioeconómicos
ARTÍCULO 112
Todas las personas pueden dedicarse libremente a la actividad económica
de su preferencia, sin más limitaciones que las previstas en esta
Constitución y las que establezcan las leyes, por razones de desarrollo
humano, seguridad, sanidad, protección del ambiente u otras de interés
social. El Estado promoverá la iniciativa privada, garantizando la creación
y justa distribución de la riqueza, así como la producción de bienes y
servicios que satisfagan las necesidades de la población, la libertad de
trabajo, empresa, comercio, industria, sin perjuicio de su facultad para
dictar medidas para planificar, racionalizar y regular la economía e
impulsar el desarrollo integral del país.
ARTÍCULO 112 reformado
El Estado promoverá el desarrollo de un modelo económico productivo,
intermedio, diversificado e independiente, fundado en los valores
humanísticos de la cooperación y la preponderancia de los intereses
comunes sobre los individuales, que garantice la satisfacción de las
necesidades sociales y materiales del pueblo, la mayor suma de estabilidad
política y social y la mayor suma de felicidad posible.
Así mismo, fomentará y desarrollará distintas formas de empresas y
unidades económicas de propiedad social, tanto directa o comunal como
indirecta o estatal, así como empresas y unidades económicas de
producción o distribución social, pudiendo ser éstas de propiedad mixta
entre el Estado, el sector privado y el poder comunal, creando las mejores
condiciones para la construcción colectiva y cooperativa de una economía
socialista.
ARTÍCULO 113
No se permitirán monopolios. Se declaran contrarios a los principios
fundamentales de esta Constitución cualesquier acto, actividad, conducta
o acuerdo de los y las particulares que tengan por objeto el establecimiento
de un monopolio o que conduzcan, por sus efectos reales e
independientemente de la voluntad de aquéllos o aquéllas, a su existencia,
cualquiera que fuere la forma que adoptare en la realidad. También es
contrario a dichos principios el abuso de la posición de dominio que un o
una particular, un conjunto de ellos o de ellas, o una empresa o conjunto
de empresas, adquiera o haya adquirido en un determinado mercado de
bienes o de servicios, con independencia de la causa determinante de tal
posición de dominio, así como cuando se trate de una demanda
concentrada. En todos los casos antes indicados, el Estado adoptará las
medidas que fueren necesarias para evitar los efectos nocivos y
restrictivos del monopolio, del abuso de la posición de dominio y de las
demandas concentradas, teniendo como finalidad la protección del
público consumidor, de los productores y productoras, y el aseguramiento
de condiciones efectivas de competencia en la economía.
Cuando se trate de explotación de recursos naturales propiedad de la
Nación o de la prestación de servicios de naturaleza pública con
exclusividad o sin ella, el Estado podrá otorgar concesiones por tiempo
determinado, asegurando siempre la existencia de contraprestaciones o
contrapartidas adecuadas al interés público.
ARTÍCULO 113 reformado
Se prohíben los monopolios. Se declaran contrarios a los principios
fundamentales de esta Constitución cualquier acto, actividad, conducta o
acuerdo de un o una particular, varios o varias particulares, o una
empresa privada o conjunto de empresas privadas, que tengan por objeto
el establecimiento de un monopolio, o que conduzcan, por sus efectos
reales e independientemente de la voluntad de aquellos o aquellas, a su
existencia, cualquiera que fuere la forma que adoptare en la realidad.
También es contrario a dichos principios, el abuso de la posición de
dominio que un o una particular, un conjunto de ellos o de ellas, o una
empresa privada o conjunto de empresas privadas adquiera o haya
adquirido en un determinado mercado de bienes o de servicios, así como
cuando se trate de una demanda concentrada. En todos los casos antes
indicados, el Estado adoptará las medidas que fueren necesarias para
evitar los efectos nocivos y restrictivos del monopolio, del abuso de la
posición de dominio y de las demandas concentradas, teniendo como
finalidad la protección del público consumidor, de los productores y
productoras y el aseguramiento de condiciones efectivas de competencia
en la economía. En general no se permitirán actividades, acuerdos,
prácticas, conductas y omisiones de los y las particulares que vulneren los
métodos y sistemas de producción social y colectiva con los cuales se
afecte la propiedad social y colectiva o impidan o dificulten la justa y
equitativa concurrencia de bienes y servicios.
Cuando se trate de explotación de recursos naturales o de cualquier otro
bien del dominio de la Nación, considerados de carácter estratégico por
esta Constitución o la ley, así como cuando se trate de la prestación de
servicios públicos vitales, considerados como tales por esta Constitución
o la ley, el Estado podrá reservarse la explotación o ejecución de los
mismos, directamente o mediante empresas de su propiedad, sin perjuicio
de establecer empresas de propiedad social directa, empresas mixtas o
unidades de producción socialistas, que aseguren la soberanía económica
y social, respeten el control del Estado, y cumplan con las cargas sociales
que se le impongan, todo ello conforme a los términos que desarrollen las
leyes respectivas de cada sector de la economía. En los demás casos de
explotación de bienes de la Nación, o de prestación de servicios públicos,
Proyecto Consejo Nacional Electoral ecto de Reforma Constitucional • 11

el Estado, mediante ley, seleccionará el mecanismo o sistema de
producción y ejecución de los mismos, pudiendo otorgar concesiones por
tiempo determinado, asegurando siempre la existencia de contraprestaciones
o contrapartidas adecuadas al interés público, y el establecimiento de
cargas sociales directas en los beneficios.
(Continuación artículo 113 reformado)
ARTÍCULO 115
Se garantiza el derecho de propiedad. Toda persona tiene derecho al uso,
goce, disfrute y disposición de sus bienes. La propiedad estará sometida a
las contribuciones, restricciones y obligaciones que establezca la ley con
fines de utilidad pública o de interés general. Sólo por causa de utilidad
pública o interés social, mediante sentencia firme y pago oportuno de justa
indemnización, podrá ser declarada la expropiación de cualquier clase de
bienes.
ARTÍCULO 115 reformado
Se reconocen y garantizan las diferentes formas de propiedad. La
propiedad pública es aquella que pertenece a los entes del Estado; la
propiedad social es aquella que pertenece al pueblo en su conjunto y las
futuras generaciones, y podrá ser de dos tipos: la propiedad social
indirecta cuando es ejercida por el Estado a nombre de la comunidad, y la
propiedad social directa, cuando el Estado la asigna, bajo distintas formas
y en ámbitos territoriales demarcados, a una o varias comunidades, a una
o varias comunas, constituyéndose así en propiedad comunal o a una o
varias ciudades, constituyéndose así en propiedad ciudadana; la propiedad
colectiva es la perteneciente a grupos sociales o personas, para su
aprovechamiento, uso o goce en común, pudiendo ser de origen social o
de origen privado; la propiedad mixta es la conformada entre el sector
público, el sector social, el sector colectivo y el sector privado, en
distintas combinaciones, para el aprovechamiento de recursos o ejecución
de actividades, siempre sometida al respeto absoluto de la soberanía
económica y social de la Nación; y la propiedad privada es aquella que
pertenece a personas naturales o jurídicas y que se reconoce sobre bienes
de uso, consumo y medios de producción legítimamente adquiridos, con
los atributos de uso, goce y disposición y las limitaciones y restricciones
que establece la ley. Igualmente, toda propiedad, estará sometida a las
contribuciones, cargas, restricciones y obligaciones que establezca la ley
con fines de utilidad pública o de interés general. Por causa de utilidad
pública o interés social, mediante sentencia firme y pago oportuno de justa
indemnización, podrá ser declarada la expropiación de cualquier clase de
bienes, sin perjuicio de la facultad de los órganos del Estado de ocupar
previamente, durante el proceso judicial, los bienes objeto de
expropiación, conforme a los requisitos establecidos en la ley.
ARTÍCULO 136
El Poder Público se distribuye entre el Poder Municipal, el Poder Estadal
y el Poder Nacional. El Poder Público Nacional se divide en Legislativo,
Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral.
Cada una de las ramas del Poder Público tiene sus funciones propias,
pero los órganos a los que incumbe su ejercicio colaborarán entre sí en la
realización de los fines del Estado.
ARTÍCULO 136 reformado
El Poder Público se distribuye territorialmente en la siguiente forma: el
Poder Popular, el Poder Municipal, el Poder Estadal y el Poder Nacional.
Con relación al contenido de las funciones que ejerce, el Poder Público se
organiza en Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral.
El pueblo es el depositario de la soberanía y la ejerce directamente a
través del Poder Popular. Éste no nace del sufragio ni de elección alguna,
sino de la condición de los grupos humanos organizados como base de la
población.
El Poder Popular se expresa constituyendo las comunidades, las
comunas y el autogobierno de las ciudades, a través de los consejos
comunales, consejos de trabajadores y trabajadoras, consejos estudiantiles,
consejos campesinos, consejos artesanales, consejos de pescadores y
pescadoras, consejos deportivos, consejos de la juventud, consejos de
adultos y adultas mayores, consejos de mujeres, consejos de personas con
discapacidad y otros entes que señale la ley.